ON/OFF

OFF

OFF

OFF

MENÚ

Ilustración: Marcos Kazuo

Bienvenidxs.

E

ste espacio surge en Argentina en mayo de 2016 como resultado de experiencias fallidas que desembocaron en la decisión política de crear una tribuna de agitación independiente donde puedan confluir personas que se identifican con el marxismo, la antipsiquiatría y el abolicionismo penal. La articulación de estas tres fuentes principales provocó fuerte rechazo por parte de dogmáticos autoritarios reivindicadores del sistema penal y defensores de la cárcel que rinden culto a la idea de castigo e infligir dolor como formas de hacer justicia. Y por otro lado, despertó la antipatía virulenta de aquellos que reproducen la ideología dominante desde la psicologización de la política o la biologización de la subjetividad, y que propician directa o indirectamente la adaptación al orden establecido legitimando prácticas y dispositivos de control social. Tanto unos como otros refuerzan la alienación, traicionan el cambio social, sabotean luchas, neutralizan alternativas y distorsionan el análisis de las relaciones sociales a través de conceptos y categorías contrarrevolucionarias que dan primacía al plano de lo individual y de los mecanismos internos. Plantean abordajes ineficaces en desmedro de las salidas colectivas, encubren problemas estructurales y sirven de aliados a la burguesía llegando al extremo de respaldar el encierro en instituciones totales. Proletarios se caracteriza por ser una iniciativa con impronta setentista que desafía militancias inofensivas e interpela los cambios de época intentando ser el eco de tradiciones críticas históricamente silenciadas, para mediante la búsqueda de afinidades construir un colectivo con inserción en las masas que pueda llevar adelante acciones de difusión y propaganda que rompan con modos preestablecidos de intervención política y trasciendan los márgenes de lo previsible. Comprometidos en esta tarea desde las convicciones y el genuino convencimiento de que el marxismo es la crítica más exhaustiva y despiadada que se haya realizado del capitalismo, siendo un arma de transformación irrenunciable en tanto no logremos terminar con la barbarie de una sociedad basada en la explotación.

Estamos recorridos por voces del pasado y por una lucha de clases que asume formas manifiestas y veladas e intentamos contrarrestar el efecto de los sofisticados mecanismos de dominación que adormecen y docilizan a las mayorías. A través del hábito constante de la confrontación que combate a los procesos de socialización y resignifica al ser humano en modo abierto sin atribuciones de egoísmo ni pulsiones naturales fijas e invariables, resaltando su capacidad para modificar su contexto y condiciones de vida. Forjando las armas de la crítica para atacar de forma implacable a la estructura económica, así como también controvertir la cultura opiácea que intenta convencer a los inconformistas de que la revolución es una palabra vacía o una utopía anacrónica con olor a naftalina. Nos dedicamos a sacudir conciencias y convencionalismos con la finalidad de poner de pie a oprimidos sin fronteras para que puedan organizarse y ejercer una violencia disruptiva que permita arrojar el entramado complejo de opresiones interseccionales a los museos de la historia. Abriendo un nuevo horizonte de posibilidades con la reivindicación del sujeto revolucionario en sentido amplio, que ya no se reduce solo a trabajadores fabriles de mamelucos azules, para desmantelar fisionomías de resignación nutridas de corrientes idealistas que niegan la existencia de la clase y la debilitan mediante la atomización y fragmentación. Decididos a borrar los límites de la cordura y el sentido común para rivalizar contra las melodías monótonas del derrotismo con falta de ambiciones de quienes promueven la moderación y la tibieza bajo la excusa de condiciones objetivas y subjetivas desfavorables. En la marcha codo a codo junto a desestabilizadores consecuentes que no se dejan inmovilizar por los miedos al desorden y el caos. Entre arengas que erizan la piel, lágrimas que quebrantan indiferencias, miradas que inspiran a pasar a la ofensiva, recuerdos que se mezclan con escalofríos, complicidades que contagian sonrisas, lujurias que curan las noches de insomnio, y batallas que dejan cicatrices en los cuerpos. Sumergidos en la fiebre que nos libera del frío y en la música que nos conduce por los placeres de la euforia, haciendo equilibrio en las cornisas, acompañados por la electricidad de los susurros de los que ya no están y que piden revancha. De modo tal de habilitar así un punto de fuga, una tangente, un sendero de luces y sombras donde prevalezcan las miradas alternativas teñidas de frenética vitalidad que dan margen para la metamorfosis y el imprevisto.

Desde Proletarios.org repudiamos el opio de las religiones, las supersticiones y el pensamiento mágico mítico, los líderes mesiánicos, la búsqueda de héroes, la subordinación a la autoridad, la verticalidad y las jerarquías, la sumisión a los mandatos, la cuantificación del dolor y el castigo, las purgas y el autoritarismo, el etiquetamiento y los estereotipos, el olfato psiquiátrico, el olfato policial, la violencia institucional, el gatillo fácil de penas y diagnósticos, la segregación y persecusión de la diferencia, los criterios de normalidad, las nociones de delito y enfermedad mental, las cárceles y los manicomios, los policías de los sueños y de las conductas, los prejuicios psicoanalíticos, los caramelos de la industria farmacéutica, la patologización de disidentes y opositores, la criminología mediática, el poder punitivo, los discursos represivos de orden y mano dura, las biblias, los códigos penales, el DSM-5, los feminismos de tipo punitivo, la cultura de la cancelación, la invalidación y el escrache, los amores posesivos, los vínculos extorsivos, el patriarcado, la monogamia, la familia, el derecho a herencia, la moral burguesa, la rectitud y las linealidades, la pureza y las mojigaterías, la postergación del deseo, el desprecio del cuerpo, las vidas estandarizadas salidas de una cadena de montaje, la subestimación de lo nuevo, la caricaturización y banalización de lo incomprendido, el tirapostismo de pragmáticos y academicistas, las competencias de egos y vanidades, el elitismo snob de quienes recitan frases hechas, los devotos aplaudidores, los cegados de pleitesía, las militancias sobreactuadas, la romantización de la pobreza, la victimización y el exhibicionismo, los sentidos de pertenencia sectarios y excluyentes, el culto a la personalidad de los ídolos, los pastores y la obediencia de rebaño, la cobardía para criticar dirigentes, la falta de posiciones propias, los esencialismos hobessianos, los determinismos sobre la naturaleza humana, la simpleza de los dogmáticos, las desviaciones de los revisionistas, los reformistas vende humo, los bolcheviques de salón, los revolucionarios de palabra, los monaguillos vestidos de rojo, los catequistas de diván, los demagogos populistas, los antipolítica con aires de superados, los descalificadores seriales, los que no se ensucian ni corren riesgos, los que cargan con el peso de la indiferencia, los oportunistas, los arribistas, los macartistas, los quejosos proclives a la calumnia y la difamación, los conspiradores, los intriguistas, los defensores de la sociedad de clases, de la meritocracia, de la propiedad, de los opresores, de los privilegios, del establishment y el statu quo. Y en especial a todas esas personas que no se la juegan por nada o que desde la negación o la comodidad de acusar de proyección son incapaces de reconocerse en alguna de las anteriores.

Nos posicionamos en la trinchera de los locos que se ríen de la cordura, los maleducados que se desentienden de los buenos modales y la cortesía, los fundamentalistas del placer, los inclasificables que desbordan las categorías, los impredecibles que le perdieron el respeto a las instituciones y las normas. Los detractores de la academia que se burlan de títulos y posgrados. Los que renunciaron a vidas prosaicas inerciales, los que protestan y se sublevan. Los insaciables de inquietudes que persiguen la complejización infinita. Los que combaten asepsias ideológicas y mitos de neutralidad. Los que pervierten cánones de belleza. Los refutadores de refranes y galletas de la fortuna. Los ateos que pisan las sábanas de los fantasmas, los materialistas que abofetean idealismos filosóficos, los anticarcelarios que liman los barrotes de las jaulas. Los bufones que reinventan la comedia sin censuras. Los lobos rabiosos de vidas reprochables, los alborotadores impredecibles, los hedonistas del vicio y el pecado, los que abandonaron el mundo de los civilizados. Los incendiarios de la moral y las buenas costumbres. Los lúmpenes estigmatizados, los sospechosos de siempre, los de miradas que perturban, los de barba desprolija, los feos, los sucios, los holgazanes reivindicadores del derecho a la pereza, los blasfemos, los parias y los excluidos sobrantes del sistema. Esos indisciplinados insurgentes que incomodan, que molestan, que no se venden, que no se callan, que no se integran a las rutinas y horarios de la vida cotidiana ni responden a los estímulos del dinero. Los solitarios, los soberbios, los inadaptados, los bravucones irreverentes, los tribuneros y panfletarios. Los cínicos que ridiculizan a los poderosos, los excéntricos, los distintos, los ajenos al protocolo y ceremonial de las apariencias. Los que desdramatizan solemnidades. Los que generan contracultura y corrompen hegemonías, los que renuncian a la seriedad y las pacaterías. Los que transitan amores sin celos ni exclusividades. Los memoriosos dinamitadores del olvido. Los que no pretenden ser mártires ni ostentan currículum de revolucionarios, los que militan desde el placer y jamás desde el sacrificio, los rebeldes que persiguen la épica, los noctámbulos desmesurados, los temperamentales, los perversos con apetitos de sedición, los detonadores del escándalo, los liquidacionistas de lo sagrado, los abanderados de la lujuria y el erotismo, los sórdidos y desfachatados, los engreídos altivos carentes de la humildad. Los que se plantan contra las amenazas, los golpes, las balas, los gases y la represión. Esos convencidos que se aburrieron de las meras disquisiciones teóricas contemplativas, de los sobres en las urnas, de las revoluciones de escritorio, de las pancartas con eslogans de provocaciones vacías, y especialmente del reformismo estupidizante de los que maquillan lo que otros queremos demoler.

Hemos decidido renunciar a los fríos cálculos de conveniencia que aniquilan la espontaneidad, y a los límites de la prudencia sobre qué decir y qué no, tan habituales entre quienes moderan sus expresiones para mendigar votos en campañas que bastardean al comunismo como si se tratase de una burda promesa electoral. Nos quitamos el peso muerto de la quimera, de las tradiciones opresivas, de los fracasos del pasado, de las falsas soluciones desde arriba y de los mesías salvadores. Salpimentando las críticas a medias tintas para radicalizarlas hasta al exceso y el desborde de lo intolerable, por entender que aunque el capitalismo se vista de seda capitalismo queda, y no hay máscaras humanizadoras que puedan disimular las contradicciones que constituyen los cimientos sobre los que se edifica. Solo el camino de una revolución sin tregua ni concesiones puede hacer valer la defensa de los intereses de los oprimidos y explotados. Sin ceder a la tibieza de parches y reformas que aun siendo bien intencionadas no dejan de representar fantasías e ilusiones. Desechando en el cajón de las ingenuidades a la mentira y el engaño de lo moderado, lo gradual, lo pacífico, y todo ese utopismo obtuso de centristas charlatanes alérgicos a las enseñanzas de una historia plagada de violencia que muestra a todas luces que nos vomitarán fascismo cuando pongamos en jaque los pilares del orden establecido. Aceptamos el desafío en asimetría de condiciones, con sus peligros y adversidades, situados en la vereda opuesta a la claudicación, movilizados por tradiciones de lucha que nos inspiran en el intento de convertirnos en sepultureros del sistema, en artífices del mañana, en agitadores de sonámbulos que expandan la conciencia de aquellos que tienen aspiraciones individuales indiferentes al dolor ajeno y que todavía son cómplices por acción y omisión frente al padecer de las masas. Estamos dispuestos a combatir a la burguesía y cada uno de sus lacayos asociados. En alianza con los que mastican bronca, los que pasan a la ofensiva, los que rompen reglas, los que controvierten mesuras y domesticaciones a través del uso más visceral de la palabra y el cuerpo. Luchadores de barricada y sofistas especializados en metáforas, unidos en el afán de derribar muros y verbalizar la furia de esas multitudes sin voz que gritan para adentro, hasta que no queden más que cenizas y cadenas rotas, con el sonido de relojes que marquen un tiempo signado por lo nuevo.

Reconocemos la singularidad de lo diverso exaltada por imposturas intelectuales individualistas que practican el elogio de la diferencia, pero también reivindicamos la existencia de sujetos colectivos, principios de semejanza, padecimientos compartidos y luchas comunes con lazos de solidaridad por parte de oprimidos que se organizan con banderas internacionalistas dispuestos a desarticular opresiones por clase, género, etnia, religión, sexualidad, nacionalidad, capacitismo, cuerdismo, etc. Esclarecidos sobre las limitaciones de la democracia burguesa, los laberintos sin salida del reformismo, la ficción de participación en la toma de decisiones, la falsa representatividad de las mayorías en los parlamentos, el rol clasista de los Estados como órganos de dominación de clase, la apología al orden constituido que opera desde los distintos aparatos ideológicos de la superestructura, el opio de la religión, las fuerzas represivas, las instituciones, la burocracia sindical, la educación, los medios masivos de comunicación. En la lucha por profundas transformaciones sociales no hay coacción ni capacidad de generación de consenso que mediante propinas y concesiones pueda sobornar, domesticar, frenar o doblegar revoluciones una vez elevados los niveles de conciencia de las masas hasta alcanzar el cuestionamiento radical del sistema. Condiciones subjetivas indescifrables para la literatura psicoanalítica que conjuntamente con las disciplinas de la psicología y la psiquiatría han demostrado ser aliadas de la burguesía. La intrascendencia explicativa de realizar perfiles psicológicos a líderes políticos. La vulgaridad de psicologismos simplistas, ofensivos e insultantes que pretenden reducir lo complejo al absurdo, como si la acumulación o despilfarro de dinero pudiera explicarse a través del estudio de los esfínteres, como si al rebelión política y la crítica al Estado burgués expresaran conflictos con la figura paterna, como si los delitos se cometieran impulsados por la búsqueda de pena para aliviar sentimientos de culpa, como si la guerra fuera inevitable por la pulsión de muerte, o como si el amor pudiera ser reducido a transferencia y despojado de poesía. No hay especulaciones posmodernas ni cientificismos de la evidencia que puedan impedir que los marxistas nos convirtamos en la pesadilla recurrente de quienes se esconden detrás de determinismos reduccionistas para legitimar la cultura represiva y el gobierno elitista de minorías privilegiadas. Levantamos el puño de los iletrados hostiles con pulsión revolucionaria insublimable, preparados para tomar el cielo por asalto.

Previsualizamos un futuro comunista con optimismo libre de ensoñaciones teleológicas, por entender a la sociedad vigente como superable y no definitiva, basados en la experiencia histórica de cambios en modos de producción que se expresan en transiciones desde sociedades preclasistas hacia el esclavismo, feudalismo y actual capitalismo. Posibilidad de transformación real en tanto se organicen revoluciones capaces de expandirse a través de los pueblos tiñiendo de rojo el planisferio. Sin los vicios de las burocratizaciones y autoritarismos de gobiernos transicionales del pasado, combatiendo teorías contrarrevolucionarias de “socialismo en un solo país” con la teoría de la revolución permanente, fieles al internacionalismo marxista que concibe el comunismo como un sistema mundial que no puede realizarse en países aislados. En un camino lleno de obstáculos y desafíos que habrá que recorrer sin recetas mágicas, sin programas infalibles, sin manuales con etapas para la revolución, y sobre todo sin sucumbir a la idea de un modo único preestablecido de transformar el mundo. A resguardo de intentar atemperar premuras impacientes que motivadas por la certeza de la tendencia destructiva del capitalismo nos impulsan hacia aventurerismos e improvisación en la búsqueda desesperada de tácticas y estrategias para acortar tiempos y encontrar atajos, inducidos por el temor a que no quede más que la inmediatez de la supervivencia. A contrarreloj, despiertos por el canto del gallo galo, nos sumergimos en la tarea elaborar y profundizar los métodos para desarticular las opresiones tanto en lo estructural económico como en lo superestructural ideológico, para reconquistar el respeto y el pan para la clase obrera y que nos resignifiquemos como seres humanos propiciando nuevas formas de relacionarnos a partir de la lucha y la solidaridad, espalda contra espalda sosteniendo la ofensiva en todos los frentes, trastocando las condiciones materiales y la valorización de lo humano, habilitando la transición hacia un nuevo orden social que abra paso a un tipo de sociedad que en sí misma constituya un digno homenaje a todos esos invisibles con vocación de resistencia que a lo largo de la historia se jugaron la vida contra los bastardos de siempre.

No somos intelectuales orgánicos expertos en elevar niveles de conciencia, tampoco el Mesías del partido X, ni profetas de barba postiza con retórica ultraizquierdista, ni descendemos como iluminados desde las montañas con altruismo y filantropía. Nos oponemos a quienes pretenden ejercer liderazgos verticalistas acaudillando a las masas prejuzgadas de obtusas e incultas. Rechazamos la subestimación a la capacidad de politización y autoorganización de los oprimidos por parte de aquellas vanguardias con fantasías de dirección que bajan línea sobre modos únicos de hacer política. Y esperamos que las bases sean capaces de barrer con aquellos dirigentes renegados y oportunistas que limitan el avance del movimiento obrero a través del reformismo y electoralismo. Pseudomarxistas que malversan las críticas al izquierdismo infantil para entibiar sus posiciones y justificar la integración al régimen. No nos oponemos a la participación en elecciones, sindicatos y parlamentos, la cual consideramos válida y necesaria, pero solo si la impronta con la que se intervenga sea antisistema y no implique la disolución en lógicas llenas de trampas ni se lave la cara a la democracia burguesa dando legitimidad a sus ficciones. Una democracia que lejos de haber fracasado no deja de tener éxito en su función de sostener al sistema a través de una disimulada dictadura del capital. Frente a la cual no podemos dejar de denunciar su carácter antidemocrático, falsedad y limitaciones, haciendo uso de cada espacio como tribuna de agitación para desenmascarar enemigos y traidores, sin generar falsas expectativas a las masas sobre conquistar el poder mediante las urnas. Llamamos a la reflexión a aquellos partidos autodenominados de izquierda que si bien cuentan en sus filas con personas de sólidas convicciones también están conformados por estudiantes pequeñoburgueses, centristas, alienados religiosos, punitivistas, dogmáticos, prohibicionistas, capacitistas, psicobolches, posmodernos, y toda clase de patanes más cercanos a la astrología y el tarot que a la dialéctica materialista. Reponsabilizamos de esto a direcciones cooptadas por socialdemócratas que se jactan de rebeldía disfrazados de marxistas pero que proclaman discursos inofensivos que responden a un frío guión reformista, repetidos de memoria, predecibles sin vértigo ni sorpresa, con eslogans dignos de la cultura del hashtag y la peor superficialidad.

Nuestro aporte consiste en el llamado a la acción y en facilitar la formación política mediante una red de debate con una extensa selección bibliográfica que compartimos libremente sin ánimo de lucro y evitando incómodas publicidades, para el intercambio de libros digitalizados que conforman una biblioteca virtual totalmente gratuita que prioriza y promueve la divulgación del marxismo, la antipsiquiatría y el abolicionismo penal. Esta tarea implica a su vez contribuir a recuperar obras olvidadas de difícil acceso para la reapropiación de discursos invisibilizados y voces minoritarias que perviertan las certezas de los relatos oficiales instituidos como verdades incuestionables. Alentando la difusión de materiales orientados a combatir la superficialidad analítica para poder así complejizar el abordaje de problemáticas de actualidad, dando la posibilidad de formarse tanto a quienes se aproximan por primera vez como a quienes quieran seguir profundizando. Con la intención de sumar matices para una mirada interdisciplinaria que contribuya a dinamitar los cimientos del sentido común y servir como disparadores de inquietudes. Sembrando las semillas de un pensamiento crítico que omita la pleitesía y sacralización de autores, para enfrentar los riesgos y desafíos de elaborar posiciones propias que nos vuelvan dinámicos e impredecibles al momento de intervenir políticamente. En el devenir constante de la radicalización, a través de la persuación argumentativa y el dialogo colaborativo entre iguales con la renuncia a figuras de guías, maestros y pastores. En oposición a la búsqueda de validación y autoafirmación de quienes se contemplan el ombligo y ajustan corbatas frente a los espejos, con inconducentes intercambios que disuaden de la acción y boicotean el dinamismo estancando los debates en estériles divagues de café. Elegimos forjar compañerismos mediante experiencias comunes compartiendo reflexiones al servicio de la revolución desde una perspectiva antiacademicista, con el cuestionamiento a falsos dilemas que antagonizan la interrelación entre teoría o praxis, siguiendo las lineamientos de la tesis XI con fines de transformación. Apoyamos la lucha material en la calles y promovemos la movilización y organización de las masas como única vía posible para incitar cambios reales.

Proletarios es el espacio que viene a llenar el vacío que dejan aquellos partidos de izquierda que no dedican una sola línea a decir que las cárceles y los manicomios deben desaparecer. Que no cuestionan el psicoanálisis, ni la medicalización de los problemas sociales que hace la psiquiatría. Que reproducen un discurso represivo de mano dura a través del feminismo punitivo. Que no dan pelea contra la alienación religiosa ni siquiera dentro de sus propias filas. Y que no tienen ni la audacia ni la imaginación para inyectar una dosis de adrenalina entre los más escépticos para lograr involucrarlos activamente en la política y que transgredan la apatía. Adherimos a programas transicionales con consignas que sirvan de puente y defendemos fervientemente la construcción de partidos en clave leninista con independencia de clase, destacando su importancia vital en la lucha revolucionaria. Pero consideramos que es hora de repensar los modos de comunicar, profundizar consignas, ridiculizar poderosos, escupir a la cara de la burguesía, golpear a la mandíbula del fascismo y expropiar a expropiadores. No son tiempos para discursos moderados que no conmueven, que no enamoran, que no seducen, que no entusiasman. Es necesario formar cuadros combativos de izquierda que sirvan de inspiración y hablen con el corazón en la mano, la vena marcada en la frente, y la sangre afiebrada. Locos, temperamentales, espontáneos, viscerales, de esos apasionados de la revolución que venderían su alma al diablo por defender a la clase obrera. Hasta reemplazar la anarquía capitalista por una economía planificada democráticamente de acuerdo a las necesidades sociales, donde no exista lugar para opresores y oprimidos. Donde un tercio de la comida que se produce no vaya a parar a la basura, donde las tierras no estén en manos de unos pocos, donde el 1% no acumule riquezas obscenas a condición de la desigualdad y la miseria, donde no se destruya el medioambiente ni se haga un uso irracional de los recursos naturales, donde se extinga la propiedad privada de los medios de producción, el trabajo asalariado, el Estado y las clases sociales.

Por último, para finalizar esta presentación, agradecemos a todas aquellas personas que valoran nuestra iniciativa y envían mensajes de apoyo, o que comparten material y nos ayudan a seguir creciendo dando mayor alcance a los contenidos. Diferenciándose de quienes en los comienzos nos preguntaban con cara de póker “¿Para qué?” prejuzgando que este espacio se trataba de una tentativa estéril producto del ocio creativo, ninguneando nuestras ambiciones y convicciones. Ya que cuando dimos los primeros pasos no lográbamos despertar más que rechazo y cancelación, siendo denostados por apostar a construir algo diferente en vez de integrarnos a lo ya existente. Sin embargo, hoy, más de 8 años después, tenemos el agrado de recibir mensajes de organizaciones internacionales, comisiones internas de fábricas, personas privadas de la libertad y víctimas de violencia psiquiátrica, que se identifican con nuestra perspectiva. Contamos con un flujo constante de descargas y visitas desde más de 90 países, sin financiación de nadie ni pertenencia a ningún partido político, totalmente independientes. Gracias por brindarnos la enorme satisfacción de saber que el esfuerzo no fue en vano y que la chispa revolucionaria sigue viva en cada rincón de nuestro planeta. Los invitamos a participar en la propagación de ideas y prácticas disruptivas que perviertan el statu quo, y a organizarse atacando las raíces del sistema anteponiendo la defensa de los intereses de los oprimidos por sobre cualquier diferencia que tengamos. Superando los contrapuntos mediante el debate sin convertirnos en ratones de biblioteca ni claudicar en conformismos del mal menor o en la simple búsqueda de reducción de daños en la miseria de lo considerado como posible por personas anestesiadas por la resignación. Te esperamos, sumate a dar pelea contra quienes nos quieren testimoniales y en la marginalidad, para que podamos llevar adelante una lucha colectiva incorporando a todas esas mayorías escépticas y apáticas que todavía conciben el porvenir como una inalterable prolongación del presente. Hasta que logremos reemplazar los descompromisos del derrotismo inmovilizante por la materialización de nuestra palabra preferida que da lugar al placer y la fuga: REVOLUCIÓN.

N. A. W.





- La Internacional MP3